Icono del sitio Periódico Noticias de la Provincia

LOS REYES MAGOS DE LOS 70s…

Cuando los niños de la década siete del siglo pasado dormían poco el día 5 de enero esperando poder ver la magia de los tres Reyes Magos, lo hacían conociendo de antemano la llegada de un regalo, en esos tiempos los poderosos autos de madera o de lámina con sus llantas igual.
Era cuestión de lógica, la presencia del plástico no invadía aún las casas de los laguenses quienes preferían las ollas de barro, e igual muchos otros utensilios cuya forma de apoyo en las amas de casa era manifestado en los ricos guisos y demás.
Sin embargo en lo referente a los niños, ellos en su inocencia de la infancia amenazada por el coco, por el diablo y por tantos moustros creados a la conciencia infantil de un catecismo en donde todo era pecado, solían ser entonces obedientes respetuosos y serenos ante cualquier decisión tomada por los padres de familia en donde ante todo se respetaba dicha decisión.
Por ello, al poner el zapato no se declaraba un acta larga de petición de juegos, bastaba con poder el nombre de cual de los tres reyes magos debería de leer la carta poner un breve saludos y entonces muchas veces dejar a su criterio, al de ellos, lo que quisieran atraer como parte del regalo de navidad o bien ya de un año nuevo, total eran seis de reyes y no se tenía mucha ambición en juguetes como ahora.
Los menores daban rienda suelta a su imaginación al día siguiente, no había inconformidad con lo recibido ni mucho menos con los vecinitos a quienes se les invitaba a jugar a casa, o bien ellos ir a los de sus amiguitos, todo mundo se conocía y no había problema por invadir una vez más esos grandes patios, de la cuadra, zaguanes les decían los entonces viejos sabios padres ahora convertidos en abuelos y muchos otros ya convertidos solo en recuerdo tras haber recibido hace tiempo cristiana sepultura.
Lo cierto, es que luego de estos hechos, la tarde era algo muy común para todas las madres, verlos jugar y jugar, con sus nuevos juguetes los cuales lógico duraban unos días y luego a regresar con los juegos de siempre, total se trataba de no dejar pasar desapercibido el día y los tradicionales como trompo, canicas, yoyo, y changais era parte insustituible de esos barrios y de esas palomillas en donde el líder iba marcando los tiempos para implantar los juegos tradicionales.
La inocencia de los niños en dichas fechas alcanzaba para todo, para ser buenos niños pero también para ayudar en el crecimiento sano, la madera poco a poco se fue sustituyendo y las viejos trocas fueron quedando atrás, lo mismos esos carrotes de lámina, ni que decir de las muñecas de trapo, tan gustadas y preferidas por las niños y poco a poco sustituidas por la marca Lili Ledy quien se apoderó por muchos años del mercado del juguete y fue innovando y dejando a las nuevas generaciones otras formas, otros modos, otros capítulos del luego para los niños, hasta llegar a lo de hoy en donde la mayor diversión es jugar solo en un aparato, tecleando, sin moverse de lugar y dejando sustituir la imaginación por los juegos bélicos de un celular, atrás quedó en el recuerdo, esos gritos de chiquillos jugando en tierra, lodo y sol ante la juzgante mirada de los padres que fueron eso, papás, y heredaron una generación buena, de ciudadanos criados en la mejor época en el mejor momento y en el mejor lugar, la calle…
Salir de la versión móvil