(NP).- El pasado 2 de diciembre se celebró el 66 Aniversario Luctuoso de la Artista nacida en San Juan de los Lagos María Izquierdo, pintora que su arte traspasó fronteras, hoy la Casa de la Cultura de su ciudad natal lleva su nombre.
María Izquierdo
María Cenobia Izquierdo Gutiérrez, nombre completo, nació el 30 de octubre 1902, en la ciudad de San Juan de los Lagos, Jalisco, y falleció el 2 de diciembre de 1955 a los 53 años de edad en la ciudad de México.
A los cinco años de edad perdió a su padre, por lo que desde pequeña su educación fue delegada a sus abuelos hasta que su madre se casó nuevamente.
Su infancia fue probablemente la razón de sus fuerzas libertarias como artista.
Durante la infancia, migró a Aguascalientes y después a Saltillo, Coahuila. Muy joven, fue persuadida por su familia de contraer matrimonio con un militar: Cándido Posadas, con quien procreó tres hijos.
En 1927 ingresó a la Academia de San Carlos en donde estudió durante un año. En ella tuvo a algunos maestros como Germán Gedovius y a Manuel Toussaint, aunque cabe mencionar que la influencia más profunda la obtuvo de Rufino Tamayo.
Hacia finales de los años 20, ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en enero de 1928, y se mantuvo como alumna de la antigua Academia de San Carlos hasta junio de 1929.
Fue ahí donde se matriculó en la clase de pintura de Germán Gedovius, quien impartía la clase de colorido y composición, y años más tarde en pintura de figura.
Cursó historia del arte con Antonio Caso y dibujó con Alberto Garduño. Tomando en cuenta que ella llevaba relativamente poco tiempo en la academia, comenzó a asistir a cursos avanzados, considerando que era una novata; incluso el maestro Germán Gedovius le concedió permiso para no asistir a la escuela y pintar y estudiar desde su casa ya que, como él decía: «la muchacha tenía mucha cabeza para la pintura».
En el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, había una galería de arte, atendida por Carlos Mérida y Carlos Orozco Romero.
En esa galería se llevó a cabo la primera exposición de María Izquierdo, la cual fue muy comentada por las publicaciones de la época. La introducción al catálogo fue escrita por Diego Rivera, quien era ya director de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
En ese texto plasmó el gran desarrollo que había tenido la joven pintora, a la cual definió como una de las personalidades más atrayentes del panorama artístico y uno de los mejores elementos de la academia, considerándola «un valor seguro; seguro y concreto».
Existen semejanzas entre sus pinturas y las de Tamayo en el período de 1929 a 1933 cuando compartían estudio.
Al año siguiente, en 1930, en el Arts Center Gallery de Nueva York se celebró su primera exposición individual en los Estados Unidos, colocándola como la primera expositora mexicana en ese país.
Su exposición contemplaba catorce óleos, que incluían naturalezas muertas, retratos y paisajes. En ese mismo año, la American Federation of Arts presentó, en el Metropolitan Museum of Art, una exposición de arte popular y pintura mexicana que incluyó obras de Rufino Tamayo, María Izquierdo, Diego Rivera y Agustín Lazo, entre otros.
Años después de que varios episodios cerebrovasculares la atacaran, una hemiplejia le dio muerte. Murió pobre en la Ciudad de México.
Sus restos se depositaron en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, el 22 de noviembre de 2012.
Algunas de sus obras fueron
Retrato de Belem, 1928
La Sopera, 1929
El teléfono, 1931
Hombre con caballo, 1932
Naturaleza muerta, 1932
El domador, 1932
Calvario, 1933
Alegoría del trabajo, 1936
Alegoría de la libertad, 1937
La raqueta, 1938
Caracoles, 1939
Retrato de Juan Soriano, 1939
Ensayo de ballet, 1939
El circo, 1939
El mantel rojo, 1940