En 1979, el cubano Mike Brito llegó a Nuevo Laredo con toda la intención de firmar al short stop y super prospecto mexicano, Alí Uzcanga.
Y ese día le tocaba lanzar a un chico desconocido de 19 años, Fernando Valenzuela, quien hacía su debut con los Leones de Yucatán en la Liga Mexicana (ni siquiera tuvo cabida con los Pericos de Puebla y se los «prestaron»).
«Fernando le lanzó tres bolas seguidas a Alí», me dijo Mike Brito en vida para explicar cómo fue que firmó a ‘El Toro de Etchohuaquila’. «Pero enseguida le tiró tres strikes para poncharlo y entonces me olvidé de Uzcanga para recomendar a Valenzuela».
Así los Dodgers le dieron seguimiento a Fernando para comprar ese mismo año su contrato a los Pericos de Puebla en 120 mil dólares.
El zurdo debutó con los Dodgers en 1980 y al siguiente año se desató la ‘Fernadomanía’ en EU y México.
El impacto de Valenzuela fue tal que salvó al béisbol de dos huelgas en dos distintos países.
En 1980, la Liga Mexicana sufrió un sisma con la huelga de peloteros y la afición al béisbol –que para entonces competía realmente con el futbol–, se alejó de los parques y no se fue de este deporte gracias a ‘San Fernando’.
Mientras en Estados Unidos, la sensacional actuación de Valenzuela –Novato del Año, Cy Young, Bate de Plata y anillo de Serie Mundial–, salvó la temporada de 1981 de la huelga en MLB.
En 1982, Valenzuela fue el primer pelotero en ganar un millón de dólares en el arbitraje salarial.
En 1985 firmó el contrato más lucrativo para un lanzador en la historia al acordar por tres años y 5.5 millones de dólares (lo equivalente hoy a 14.68 MDD).