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CRÓNICAS DE AYER Y HOY POR JESÚS MARTÍNEZ RAMÍREZ RE EDICIÓN DE COLECCIÓN.EL PRIMERO DE ENERO DE 1873 NACIÓ EN NUESTRA CIUDAD DON MARIANO AZUELA.

Décadas después sería uno de los escritores mas notables de cuantos han escrito en la lengua de Cervantes; pues novelas, han sido traducidas a todos los idiomas cultos por lo que » Los de Abajo», y otros mas, están en las librerias de Moscu, Berlin, Roma y hasta el lejano y misterioso Tokio, si en las ciudades citadas, es conocido el nombre del ilustre novelista también el de su patria México y el de su cuna Lagos, ha llegado a conocimiento de los lectores tanto del norte, centro y sur de Europa.
Dicho personaje, es mas conocido por sus dotes literarias que por sus cualidades como médico cirujano y creemos que también es justo decir unas palabras al respecto.
El Dr, Azuela, nació en una casa que está situada por la antigua «Calle vieja», del Refugio, la que ahora lleva el nombre del sabio Don Hermión Larios, en dicho inmueble vivió dos años y de ahí pasó la familia Azuela a vivir en la casa que está anexa en el jardín de San Antonio, en la esquina de esta casa don Evaristo Azuela padre del escritor, abrió una tienda de abarrotes que llamó: «La provindencia». En ese barrio dio sus primeros pasos, el niño Mariano, y de ahí salió a estudiar en la ciudad de Guadalajara.
Una vez que logró recibir el título de Dr, en Medicina, volvió a su tierra a ejercerla, pero en su mente, revoloteaban muchas ideas que le inducían a tomar la pluma y consignar en el papel sus inquietudes literarias.
Ya cuando estudiante, había colaborado con buenos artículos en prestigiosas publicaciones; pero años mas tarde, deseaba escribir una novela donde zaherir las costumbres pasadas de moda que todavía se observaban en nuestra patria.
El como médico de los pobres, conocía la miseria en que se debatían las clases menesterosas de los barrios olvidados; como en el que estaba unido, al que lo vio crecer. Nos decían las señoritas Damián quienes lo recordaban muy bien que diariamente paseaba por las calles terregosas del barrio del mesón de la Mula, y también del Guayabo y del Refugio, en busca de personas enfermas las que por falta de medios jamás habían estado en manos de un doctor, en su miseria e ignorancia recurrían a los conocimientos de los curanderos que en todos los barrios había cuando la enfermedad era de poca gravedad, sanaban con remedios caseros, pero en casos graves, morían como moscas sobre todo los niños en sus primeros años de vida.
El Dr. Azuela, no solo los recetaba, él iba con bastantes medicamentos en su maletín para regalarlos a quienes lo necesitaban. Muchas vidas salvó don Marino en los barrios mas humildes y muchas operaciones quirúrgicas practicó gratuitamente, por lo que los vecinos de los barrios ya citados lo recordaban con afecto.Una vez que instaló la «Botica de San José » muchas veces a quien le faltaba dinero para comprar el dinero que necesitaba, y Dr, estaba presente le decía «llévatelo cuando tengas el faltante me lo pagas.
Mientras tanto escribía y escribía cuartilla tras cuartilla, de todo cuanto miraba tocante al medio en el que se desenvolvía la vida de los pobres, lo mismo en los paupérrimos barrios citadinos, que en los ranchos y haciendas que rodeaban la ciudad de Lagos.
No solo la miseria material azotaba a las clases desamparadas, también eran víctimas de los mas grandes abusos de autoridades y capataces que contínuamente les robaban lo que ganaban. Además de cometer abusos contra la familia del trabajador, en sus novelas, MALA HIERBA, LOS FRACASADOS, Don Mariano se da gusto señalando a todas las vejaciones que sufrían las personas que laboraban en las haciendas, tales denuncias le granjearon el repudio de quienes tenían cola que les pisaran, no así de los patrones humanitarios, que fueron sus grandes amigos, como lo fue don Antonio Moreno y Oviedo, y otros mas, pues entonces como ahora de todo hay en la viña del señor.
Al rugir los cañones revolucionarios don Mariano Azuela abandonó su tranquila vida hogareña, para unirse a las fuerzas maderistas y seguir curando a los pobres que los que formaban los ejércitos revolucionarios, ante esos hechos pensamos que nuestro paisano ilustre, lo mismo fue grande como Dr, en Medicina que como escritor revolucionarios, por lo que merece ser recordado como respetuoso cariño, mientras haya almas agradecidas…

 


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