CRÓNICAS DE AYER Y HOY: PROFESOR JUAN GIL PRECIADO

Estando cerca la celebración del 428 aniversario de la fundación de la Villa de Santa María de los Lagos, que tiempo después ya solo era la Villa de Lagos, y desde 1829 por decreto del Congreso del Estado, pasó a ser Lagos de Moreno y elevada a la categoría de «ciudad». A partir de esa fecha ha recibido varios epítetos de parte de ilustres pensadores, que han admirado el desenvolvimiento tanto económico como intelectual de nuestra bella población. Siendo el más antiguo y por lo tanto el más conocido, el de «Atenas de Jalisco» después «Puerta de Oro de los Altos de Jalisco» y por último «Capital del Espíritu Provinciano». Creemos conveniente recordar algunos personajes que pusieron especial empeño en lograr que nuestra ciudad luciera sus bellos monumentos en un cuadro de sobria elegancia.
Tenemos presentes además del Sr. Presidente de la República Adolfo López Mateos a quien el pueblo laguense agradecido, lo presentó sus respetos el gran día en que nos visitó, pues no lo pudo hacer el 31 de Marzo como era su deseo y el nuestro, Don Salvador Azuela, quien alcanzó para su ciudad la ayuda pecuniaria necesaria para remodelar el centro histórico de Lagos, a Don Antonio Ortiz Mena, que vino con la representación del C. Presidente de la República a inaugurar las obras materiales que embellecieron la histórica ocasión, tales como el ex convento de Las Capuchinas con su rinconada, el Jardín del IV Centenario y el mercado Francisco González León, que dicho sea de paso no es propio que un mercado lleve el nombre de un insigne bardo; pero esto ya merece páginas aparte pero creemos o que poco se ha dicho sobre el profesor Juan Gil Preciado, en esos tiempos gobernador constitucional del Estado de Jalisco quien a pesar de sus múltiples ocupaciones propias de su alta investidura, estuvo supervisando personalmente, la ejecución de las obras de ornamentación y las de servicio que se llevaron a cabo en los meses que precedieron a festividades conmemorativas de la fecha varias veces citada, y no solo supervisó también donó una muy importante cantidad de dinero para reforzar la otorgada por la Presidencia de la República.
A más de un cuarto de siglo, de tal fecha cuando la euforia ha pasado y se puede hacer un balance con más serenidad, y ninguno de los personajes que fueron «claves» ostenta altos puestos, creemos que merecen ser recordados con respetuoso agradecimiento, quien esto escribe carece de datos oficiales y solo alienta lo que recuerda de tan inolvidables actos, pero debe haber personas que participaron activamente en la organización de tales eventos y están en condiciones de señalar con acierto lo sucedido.
También el Licenciado Alfonso de Alba Martín y el Arquitecto Salvador de los mismos apellidos, tuvieron relevantes actuaciones en los actos que tratamos de reseñar, el primero como organizador, el segundo a dedicado gran parte de su creatividad a embellecer nuestras rinconadas y plazas con adecuadas innovaciones que están de acuerdo a medio que las rodea, usando la piedra rosa de las canteras laguenses y la madera de mezquite que supera en galanura a algunos metales y lo mismo en duración.
Creemos que bastaría la restauración del exconvento de las Capuchinas, para que Lagos guardara perenne agradecimiento a quienes la hicieron posible de tal edificio dicen las personas que lo visitan y conocen los que hay en nuestro Estado, que sin lugar a dudas es el más hermoso y de mejores proporciones de cuantos ellos han contemplado y quienes lo mirábamos con impotencia allá por los años de 1940 y por los 50s creíamos que terminaría en un montón de ruinas como ya casi estaba, pero por algo se ha dicho que un pueblo es grande por la grandeza de sus hijos, Lagos estaba en esos años en ruina pero sus hijos ausentes por su saber ocupaban altos puestos, lo mismo en las Universidades que en las esferas oficiales y a pesar de ser por herencia enemigos de pedir en lo personal alguna canonjía manifestaban su deseo de conseguir ayuda para restaurar los monumentos de la ciudad que dio a la patria hombres liberales y valientes, lo mismo en los campos de batalla, que en el congreso de la Unión gracias a tales personalidades Lagos sigue siendo capital del espíritu provinciano.