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martes, noviembre 26, 2024
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EL PRIMERO DE ENERO DE 1873 NACIÓ EN NUESTRA CIUDAD DR. MARIANO AZUELA

Quien décadas después sería uno de los escritores más notables de cuantos han escrito en lengua de Cervantes; pues sus novelas han sido traducidas a todos los idiomas cultos, por lo que «Los de Abajo» y otros más están en las librerías de Moscú, Berlín, Roma y hasta en el lejano y misterioso Tokio.
Si en las ciudades citadas es conocido el nombre del ilustre novelistas, también el de su patria México y de su cuna Lagos, ha llegado, al conocimiento de los lectores, tanto del norte como del centro y sur de Europa.
Dicho personaje es más conocido por sus dotes literarias, que por sus cualidades como médico cirujano. Y creemos que también es justo decir unas palabras al respecto. El Dr. Azuela nació en una casa que está situada por la antigua, calle vieja de Refugio, la que ahora lleva el nombre del sabio don Hermión Larios, en dicho inmueble vivió dos años y de ahí pasó la familia Azuela, a vivir a la casa que está anexa al jardín de San Antonio en la esquina de esa casa, donde Evaristo Azuela, padre del escritor abrió una tienda de abarrotes que llamó «La Providencia», en ese barrio dio sus primeros pasos el niño Mariano y de ahí salió a estudiar a la ciudad de Guadalajara, una vez que logró recibir el título de Dr. en Medicina volvió a su tierra a ejercerla pero en su mente revoloteaban muchas ideas que le inducían a tomar la pluma y consignar en el papel sus inquietudes literarias. Ya cuando estudiante, había colaborado con buenos artículos en prestigiosas publicaciones, pero años más tarde, deseaba escribir una novela donde zaherir las costumbres pasadas de moda, que todavía se observaban en nuestra patria. Él como médico de los pobres conocía la miseria en que se debatían las clases menesterosas de los barrios olvidados, como en el que estaba unido al que le vio crecer, nos decían las señoritas Damían quienes lo recordaban muy bien que diariamente pasaba por las calles terregosas del barrio del mesón de la Mula y también del Guayabo y del Refugio en busca de personas enfermas, las que por falta de medios nunca habían estado en manos de un Dr., y en su miseria e ignorancia recurrían a los conocimientos de los curanderos que en todos los barrios había.
Cuando la enfermedad era de poca gravedad sanaban pero en casos graves morían como moscas, sobre todo los niños en sus primeros años de vida, el Dr. Azuela no solo los recetaba, él iba en bastantes medicamentos en su maletín para recetarlos, a quienes necesitaban, muchas vidas salvó don Mariano en los barrios más humildes, y muchas operaciones quirúrgicas practicó gratuitamente; por lo que los vecinos de los barrios ya citados, lo recordaban con afecto.
Una vez que instaló «Botica de San José » muchas veces a quienes les faltaba dinero para comprar el dinero que necesitaba, y el Dr. estaba presente, le decía: «llévatelo», «cuando tengas el faltante me lo pagas» mientras tanto escribía y escribía cuartilla tras cuartilla, de todo cuanto miraba, tocante al medio en que se desenvolvía la vida de los pobres lo mismo en los paupérrimos barrios citadinos, que en los ranchos y Haciendas que rodeaban la ciudad de Lagos.
No solo la miseria material azotaba a las clases desamparadas, también eran víctimas de los más grandes abusos de autoridades y capataces que continuamente les robaban lo que ganaban además de cometer abusos contra la familia del trabajador.
En sus novelas: «Mala Hierba», «Los Fracasados», don Mariano se da gusto señalando todas las vejaciones que sufrían las personas que laboraban en las Haciendas, tales denuncias le granjearon el repudio de quienes tenían cola que les pisaran, no así de los patrones humanitarios que fueron sus grandes amigos, como lo fue D. Antonio Moreno y Oviedo, y otros más pues entonces como ahora de todo hay en la viña del Señor, al rugir los cañones revolucionarios don Mariano Azuela abandonó su tranquila vida hogareña para unirse a las fuerzas maderistas y seguir curando a los pobres que eran los que formaban los ejércitos revolucionarios, ante estos hechos pensamos que nuestro paisano ilustre, lo mismo fue grande como doctor en Medicina que como escritor revolucionario por lo que merece ser recordado con respetuoso cariño mientras hayan almas agradecidas.

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