LAS VACACIONES LARGAS, LAS DE JULIO Y AGOSTO…

La educación en nuestro país funcionó muchos años, tanto como los cuales entendieron el rol importante de los maestros, quienes tenían eso sí total responsabilidad para llevar los hijos educativos de muchos de esos hoy buenos ciudadanos formados en esas viejas butacas dobles donde de entrada compartías espacio con el compañero, pero respetaba tu autonomía e igual lo hacías tú.
Eran los tiempos en donde la figura de la madre patria bautizada así por los mentores esta figura de la mujer con la bandera publicada en todos los libros de texto entregados puntualmente y sin faltar a cada alumnos de todas las escuelas de México.
La llegada del mes de Junio traía consigo esas viejas libretas de pasta azul en donde el profesor o maestra emitía las calificaciones obtenidas por los muchachos, mismas condiciones para todos, con pruebas sorpresivas un día simplemente te encontrabas con examen y a sufrir o demostrar los conocimientos.
Claro está luego de esos sufridos exámenes venía lo bueno la grandiosa libertad de poder hacer y deshacer como tu quisieras porque conforme se acercaba el 30 de Junio igual entendías lo siguiente, pues nada menos que dos meses de felices vacaciones.
En la entrega de boletos el padre de familia ya tenía preparada la reprimenda en algunas ocasiones acompañada claro de fuertes varazos con la especial de membrillo, y luego a disfrutar igual a los otros vagos.
Lagos parecía diseñado a la medida, Lagos tenía cupo para todos esos increíbles mostrillos de la primaria un sitio especial cada quien lo iba descubriendo, la preocupación por conocer de peligros estaba ajena de cualquiera de la palomilla, llegar a la panadería de la Ramón Corona por bolillo duro, le decíamos para luego caminar y caminar a donde el huarache apuntara era cosa normal diariamente desde el primero de Julio.
Entonces, los paisajes aún verdes estaban a disposición de todos esos niños y jovencitos cuya autorización o licencia para andar del tingo al tanto la tenían del Creador, del mero hacedor de las cosas, los roles estaban perfectamente definidos.
Las mamás eran amas de casa, los papás los obreros proveedores de lo necesario en el hogar, así se los habían sentenciado en su matrimonio ante el Cristo y parecía no tener problemas con ello.
Entonces se conocía al borrachito del barrio, a la señora argüendera, que la verdad se desconoce como hacía para enterarse en donde iban a estar los escuincles de vagos pero ya al regreso cada una de las progenitoras conocía a donde habíamos estado y mucho más.
Entonces la lista de lugares no abarcaba tanto, pero tampoco hacía falta, las pozetas, los baños de los caballos el agua caliente, granadillas el río y el pradito, eran los sitios en donde muchos convergían para disfrutar en gran medida de las vacaciones.
La historia no se repetía a diario, no era cosa de todos los días pero si en cambio todos los días estos lugares tenían grupos de gente de diferentes puntos del entonces muy añorado pueblito donde se ama.
Eran entonces las muy agradables mieles de la libertad, eran los tiempos en donde el cielo mas que azul era un sitio de recreo a la mirada por la cual entraba dicen la gracia de Dios para proteger a tanto niño sin control, sin vigilancia sin el cuidado de un adulto, pero a la encomienda del entonces muy fiel ángel de la guarda.
Así, en medio del verano pintado para disfrutarlo al máximo las vacaciones se agendaban en la actividad espontánea en lo que la palomilla de decía, no se anotaba en cuadernos, no se anotaba en libretas, se hacía en la libertad del grupo en donde mayoría mandaba.
La gracia de haber pasado de año era el pase a poder andar en la calle, en todo Lagos, disfrutando de dos meses, dos largos meses para vivir a las anchas de estos días ganados a pulso luego de estudiar de verdad.
Hoy los niños tienen o van a tener un largo periodo vacacional, por circunstancia especiales, pero les falta eso que hoy añoran los cincuentones, y los de sesenta y más, la preciada libertad, porque hoy en este periodo de vacaciones al parecer los niños a diferencia de esos niños del ayer, no tendrán la libertad de disfrutar todo esto que hoy es un vago recuerdo tan lejano y tan preciado como los mágicos años 60 y 70 de nuestro Lindo Lagos de Moreno.