Al mexicano lo hace la vida pero también lo hace la muerte, hay muertes que dicen hecho en México y llevan el sello del águila: el cristero que grita frente al pelotón de fusilamiento viva Cristo Rey hijos de su chingada madre, el político ultimado a tiros mientras suena de fondo ay la culebra, el suicida con veinte puñaladas en la espalda y muy en boga últimamente la negligencia médica.
En cada hogar mexicano alguien ha descubierto el hilo negro y encuentra culpables vestidos de blanco para muertes anunciadas con mucho tiempo de anticipación.
Al diabético hipertenso que se desayuna un refresco de cola con carnitas, lo va a matar el doctor.
Al recién nacido que viaja cómodamente en motocicleta con papá mamá y dos hermanos, lo va a matar el doctor.
Y al adolescente que juega a ser hampón entre las faldas de su madre, si es que vive para llegar al hospital, también lo va a matar el doctor.
Así que: Bienaventurados los que mueren de muertes muy mexicanas porque ellos serán la historia que se contará la siguiente semana.
