(NP).- El tema de la Guerra Cristera es un tema que ha dado mucho de qué hablar durante todos estos años e incluso en las conversaciones crea polémica porque hay quienes están a favor y otros en contra.
Para esta ocasión a petición de nuestros lectores retomamos algo de los inicios de la Cristiada de los primeros encontronazos entre los que defendían la iglesia y los federales que defendían la ley Calles.
Principio de la Guerra.
Uno de los movimientos más importantes fue el ocurrido en Valparaíso (Zacatecas), cuando el 14 de agosto de 1926 por la noche apareció don Pedro Quintanar, (personaje de gran importancia en toda la lucha cristera), se preparó para el levantamiento que Aurelio Acevedo y sus amigos tenían preparado desde el primero de agosto, ya que el Gobierno al saber de la presencia de Quintanar se movilizó más rápido.
Se realizó la movilización en Peñitas y Peñas Blancas. Quintanar entraba a combate el 29 de agosto a Huejuquilla el Alto (Jalisco), comenzó así, la primera lucha cristera en forma, quedando como vencedores con el grito ahora triunfante de: ¡Viva Cristo Rey!
Los alzamientos siguieron en Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán por el año 1926, luego se sumó casi la totalidad del centro del país.
El conflicto tuvo un carácter fundamentalmente rural aunque la dirección de la Liga fue eminentemente urbana. Los cálculos más optimistas consideran que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12,000 efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20,000. Semejantes números son dignos de consideración por varias razones.
En primer lugar, los obispos mexicanos, con muy contadas excepciones se distanciaron rápidamente del movimiento armado, desconocieron a la Liga y trataron de negociar la paz con el gobierno de Calles con la mediación del gobierno de los Estados Unidos.
En segundo lugar, porque México recién había superado un prolongado y muy costoso conflicto armado que ensangrentó durante poco más de siete años buena parte del país.
No solo eso, los cristeros eran un ejército irregular (a pesar de que contaron con algunos militares de carrera en sus filas), que no esperaban recibir pago y que no contaban con mecanismos formales de aprovisionamiento, reclutamiento, entrenamiento, atención a sus heridos o cuidado de los deudos.
A diferencia de otros grupos armados en la historia de México, no practicaron la así llamada ‘leva’ (una práctica por la que se obliga a personas a sumarse a un ejército).
Cristeros colgados en Guadalajara.
Citando vivencias sobre personas que vivieron en carne propia la guerra, cuentan que se quemaron muchos documentos de la iglesia, incluidas la Fe de bautizo de todas las personas. Finalmente, a diferencia de muchos grupos armados durante la revolución y antes, durante el siglo XIX, el mercado estadounidense de armas estuvo al menos formalmente cerrado.
Los Ejércitos Cristeros en cada Región.
Michoacán.- 12,000 combatientes.
Jalisco.- 10,000 combatientes.
Guanajuato y Querétaro.- 4,000 combatientes.
Zacatecas.- 5,400 combatientes.
Nayarit y Sinaloa.- 2,500 combatientes.
Volcanes de Colima.- 2,000 combatientes.
La división del Sur contaba con 9 regimientos y la Brigada de los Altos con 5 regimientos.
Guanajuato y Querétaro.- 4,000 combatientes. 2 regimientos para la Brigada de la Cruz en Sierra Gorda.
Zacatecas.- 5,400 combatientes. Los 5 regimientos de la Brigada Quintanar, 3 de Chema Gutiérrez, Felipe Sánchez y Pedro Sandoval.
Nayarit y Sinaloa.- 2,500 combatientes.
Volcanes de Colima.- 2,000 combatientes. 6 regimientos.
Durango.- De 1,500 a 3,000 combatientes.
Guerrero.- De 2,000 a 4,000 combatientes.
Oaxaca.- 1,500 combatientes.
México, Morelos y Distrito Federal.- 1,000. Brigada Mendoza.
Puebla, Tlaxcala y Veracruz.- 1,000 combatientes.
Tehuantepec.- 800 combatientes.