(NP).- “Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva de la paz el arcángel divino, que en el cielo tu eterno destino por el dedo de Dios se escribió”.
Esta es una de las estrofas del Himno Nacional Mexicano, que con tanto orgullo cantamos especialmente para estas fechas en que se celebra la Independencia de los Estados Unidos Mexicanos, nombre real de nuestro hermoso país, estrofas compuestas por Francisco González Bocanegra, y con la música del Maestro Jaime Nunó, siendo este uno de los himnos más bonitos de los países del mundo.
Hoy escribimos sobre quién fue Jaime Nunó, y cómo fue que compuso la música del Himno Nacional.
Nacido el 8 de septiembre de 1824 en el pueblo de San Juan de las Abadesas en España, fue hijo de Francisco Nunó y Magdalena Roca, quienes fallecieron antes de que cumpliera nueve años.
Tras quedar huérfano, pasó a la tutela de su tío Bernardo, quien era comerciante de seda en Barcelona.
Gracias al apoyo de su tío, Jaime Nunó pudo realizar sus estudios musicales en Barcelona y convertirse en solista en el coro de la catedral. Posteriormente, obtuvo una beca para continuar con su formación artística en Italia con el compositor Severio Mercadante.
Luego de ello, regresó a la ciudad condal y se convirtió en director de la Banda del Regimiento de la Reina en 1851, con la cual realizó una gira en Cuba.
Fue en aquella isla donde Jaime Nunó conoció y entabló amistad con Antonio López de Santa Anna quien, tras asumir la presidencia de la república en 1853, lo invitó a México para que dirigiera las bandas militares.
Una vez en nuestro país, participó en el concurso organizado por el Ministerio de Fomento para componer la música del Himno Nacional a partir de la letra escrita por Francisco González Bocanegra. Su obra fue declarada ganadora entre un total de 26 piezas presentadas y fue interpretada por primera vez el 15 de septiembre de 1854.
Tras la caída del gobierno de Santa Anna en 1855, Jaime Nunó se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó como concertista y director de ópera.
A lo largo de su vida, compuso un aproximado de 500 piezas, entre arias, motetes, misas y música de orquesta.
Finalmente, regresó a México en 1901 y 1904 por invitación del gobierno de Porfirio Díaz, a fin de participar en los festejos de la Independencia y en el 50 aniversario del Himno Nacional.
Falleció el 18 de julio de 1908 en Nueva York y sus restos fueron traídos a nuestro país en 1942 y depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Imagen: Jaime Nunó, retrato. Ca. 1890. Mediateca INAH.22.
Fuente: Efemérides Históricas.