— Estos no son hombres, son demonios — . Dicen que dijo Francisco de Paula Milán, gobernador militar y civil de Veracruz, luego de once acaloradas horas de combate contra los restos activos de una compañía de la legión extranjera francesa.
Los últimos días de abril de 1863 salió del puerto de Veracruz con rumbo a Puebla, una caravana francesa con unas 64 carretas y dos mil mulas cargadas con municiones y 14 millones de francos, iban acompañadas de tres compañías y la contraguerrilla de Charles Du Pin a la retaguardia.
Los rumores sobre las numerosas guerrillas de la zona, estimadas en más de dos mil activos bien armados. Motivaron la determinación del alto mando francés para enviar como apoyo lo que quedaba de una compañía de la legión extranjera francesa, 64 combatientes al mando del capitán Jean Danjou, armados con carabinas rayadas y 60 cartuchos por elemento.
Partieron la noche del 24 de abril rumbo a palo verde. La lluvia hacía más difícil la marcha. A eso de las tres de la mañana llegaron a paso del macho donde se había establecido un campamento de avanzada de la legión extranjera francesa. Ahí le ofrecieron refuerzos a Danjou considerando nuevamente los rumores sobre la guerrilla. Los rechazó.
Siguieron su marcha otras tres horas. A las seis de la mañana se encuentran en un poblado medio derruido con una hacienda que se ve a lo lejos. Se trata de la hacienda de La Trinidad, el poblado derruido es Camarón, llamado así por los árboles que ahí crecen.
Los legionarios hacen alto para desayunar y recobrar fuerzas. Un Vigía ve a lo lejos una nube de polvo que se levanta. Se trata de una patrulla con 20 de a caballo al mando de un tal capitán Campos. Danjou da la orden de formar en cuadro y hacer la primer descarga. No lo sabe, pero está en las fauces del lobo.
Las primeras descargas son escuchadas en el cuartel general de Francisco de Paula Milán, en la joya, a menos de ocho kilómetros de distancia.
En poco tiempo estará en Camarón con 650 de a pie y 200 de a caballo. 850 hombres a los que el mismo dice no poder llamar soldados. Hombres sin entrenamiento y armados de forma irregular.
Los legionarios tratan de llegar a la Trinidad y usarla como parapeto en medio de una lluvia de piedras y plomo, los caballos y mulas que cargaban sus municiones se han desbandado y ahora están en manos de la guerrilla.
A las nueve de la mañana se acerca Ramón Layne cabalgando con bandera blanca ofreciéndoles que se rindan. La respuesta de los legionarios es contundente: — no mientras tengamos cartuchos —. El combate sigue.
Cerca del medio día Danjou es alcanzado por una bala que le atraviesa el pulmón mientras cruza por el patio de la hacienda. Morirá minutos más tarde en brazos de sus compañeros.
Los guerrilleros de de Paula Milán siguen avanzando a pesar de las balas francesas que son más certeras que las propias. Prenden fuego a la hacienda y al poblado, la legión no se rinde.
A las seis de la tarde los cartuchos se terminan, de Paula Milán y su tropa toman la hacienda. 33 legionarios han muerto, 31 son prisioneros, 19 están heridos de gravedad y morirán en los siguientes días. Francisco de Paula Milán ha perdido 300 hombres .
Dos días después llegó a Camarón Pierre Jeanningros, comandante de la legión extranjera francesa y encontró entre los escombros la prótesis de madera que Jean Danjou llevaba por mano pues había perdido la suya en Argelia.
Hasta el día de hoy la prótesis de Danjou se venera como la reliquia más importante de la legión extranjera francesa y se encuentra en el cuartel general de Sidi Bell Abbes en Argelia.
Para la legión, Camarón es sinónimo de resistencia.
El otro señor Aguirre.