LOS SANJUANEROS Y EL PITO…

En la infancia de todos aquellos cuyos recuerdos deben ser buscados antes del presente siglo concreto en los años 60, es necesario regresar la imagen a los muchos sanjuaneros llegados de la zona centro del país como ahora pero con la consigna de no frenar como lo hacen ahora sino seguir y seguir hasta llegar a San Juan pero según la fecha esperar a toda la congregación de la ya entonces célbre Caravana Nacional de la Fé para juntos ingresar a la católica población como se hace ahora justo un día antes de la mera fiesta como se dice coloquialmente.
Los entonces pequeños laguenses eran asiduos pedigueños de esos hombres y mujeres andantes de muchos kilómetros para pedirles el pito, ese silbato hecho de barro con el cual se imitaba el sonido del cántico de las aves conocidas como torcasitas.
Difícil conocer que o quienes habían ideado esa forma de saludo hacia dichas personas a quienes se les decía ADIÓS SANJUANERO, ME TRAES MI PITO, lo cual era asentado con la cabeza por los cansados peregrinos en su ya casi cercana meta, pues distaba igual lo mismo que ahora apenas una jornada doble de cinco horas cada una para llegar a postrarse a los pies de la VIRGEN.
En este trayecto era fácil encontrarles en los entonces llamados terrenos de Pemex lo que hoy es Casa Ley, el gran campo de fútbol era rápidamente abarrotado por todos los caminantes quienes gustosos sacaban las entonces bien tisnadas vasijas de barro, que eran puestas en los llamados braceros armazón de lámina capaz de albergar gran cantidad de carbón presto para calentar cualquier tipo de alimento.
Las escenas de las películas de Pedro Infante de los famosos gavilanes parecían emularse con toda esa gente, las mujeres vestidas con su indumentaria de falda larga, muchos sueters, el infaltable gorro o sombreo sanjuanero junto al reboso que tapaba su rostro, rápidas sacaban de las bolsas huevo, chile frijoles ya cocidos el infaltable café y así mientras una le ponían lumbre al bracero, otras más encargaban de moler el chile ahí en sendos molcajetes en tanto otra echaban tortillas, es decir hacían las tortillas a mano o torteaban como usted prefiera, así se transcurría la tarde, que iniciaba con la bendición de los alimentos, para luego ensayar algunos cánticos para el camino así como para el día de la llegada.
Lo mismo que ahora la gente aprovechaba el paso de los peregrinos para vender algunos alimentos, pan de horno como le llamaban a ese hecho con trigo de verdad, gorditas, gelatinas, dulces de biznaga o bien de camote, todo sobre las bateas de madera cargadas con especial maestría de parte de los pocos entonces vendedores ambulantes.
La petición de los mismos se le hacía a cualquiera de los adultos, y estos solo sonreían la malicia nunca estuvo en ambas partes siempre había cortesías, así para estos días el paso no solo de ida sino igual de regreso era común en estas tierras todavía las viejas carretas eran parte de la forma de viajar, así como los caballos y hasta burros, era común entonces tener peregrinos tanto de idea como de vuelta.
La forma de trato no cambió ni ha cambiado se les veía como parte de esa infaltable masa de gente que dedicaba semanas de su vida a venir a pagar, mandas con el añadido de ver todavía en esos tiempos fuertes penitencias como nopales en la espalda, pies descalzos hallagados, grandes figuras de la virgen cargadas en la espalda pero sobre todo gente ya entrando a san Juan de Rodillas en pocas palabras todo un calvario para ellos que ha cambiado para bien de los católicos y su fé.
Es hoy ahora en estos días donde las imágenes se repiten no parecen cambiar, se ven los mismos ríos de gente, pero ahora van muchas formas de llegar, tanto en bicicleta como en moto así como en auto, lo que si no cambia y por el contrario aumenta es la fe de los católicos pues las cifras de visitantes cada vez a Dios Gracias son mayores al segundo santuario religioso católico de nuestro país…