(NP).- Hoy damos a conocer un interesante relato del escritor laguense Fortino Villalobos Zarazúa, quien realizó una exhaustiva investigación sobre la muerte y pasó por estas tierras de los Altos de Jalisco, del General Porfirio Díaz Mori, cuando se era trasladado en tren para una entrevista con el Presidente de los Estados Unidos.
Porfirio Díaz en su Fallecimiento y, en su paso Rumbo al Norte.
Recordando que a bordo del buque de vapor alemán “Ipiranga” Porfirio Díaz y su familia abandonaron el pueblo mexicano, el 31 de mayo de 1911. Con rumbo a la Habana, Cuba, el día 3, para luego llegar al puerto de Havre, Francia, el 19 de junio del mismo año.
A las cuatro y quince de la mañana de viernes 26 de mayo, salió de la capital con rumbo al puerto de Veracruz, por la vía del ferrocarril Interoceánico, el Sr. general Díaz acompañado de sus miembros de su familia, a bordo del tren presidencial. Para abordar el buque, ya que éste zarpaba el día primero de junio.
Esta tarde se embarcará en el Ipiranga-, así decía el encabezado de la nota del periódico capitalino EL IMPARCIAL, publicado el 1 de junio de 1911. La nota fue la siguiente: “Veracruz, Mayo 31. El vapor, atracado en el muelle de Sanidad sobre el amplio malecón que lleva el mismo nombre, que había llegado esa mañana de procedente de Tampico y Coatzacoalcos.
Se tendieron los batallones de zarpadores, el 11º. una sección de ametralladoras, dos compañías del 21º. y una del 16º. Batallones, con el objeto de hacer los honores al señor general Díaz cuando abandonara las playas de Veracruz. Una inmensa multitud llenaba el muelle y los malecones desbordándose por esos parajes en apretados corrillos y moviéndose constantemente, hasta que a las cinco y veinte de la tarde corrió por toda ella un estremecimiento de ansiedad.
A esa hora llegó el señor general Díaz, acompañado del gobernador del Estado, entre otras distinguidas personas.
En cuanto se vio aparecer al ilustre caudillo, el pueblo no pudo contener su admiración y su entusiasmo, y le tributó una estruendosa ovación, una larga manifestación de simpatía. Se le quería estrechar en los brazos, cogerle la mano de hierro que tantas veces empuño la espada para conducir a nuestros soldados a la gloria; palparlo como a algo sagrado que se iba.
Sonaban donde quiera los aplausos de todas bocas surgían gritos, trémulos por la emoción. Vítores al egregio ciudadano que en medio de aquella masa humana de cerca y no podía dar un paso.
Avanzando dificultosamente pudo por fin llegar al vapor, cuando subía para embarcase los aplausos arreciaron, fue una tempestad vibrante de palmas que pasó encima del mar como un saludo de victoria. El señor general Díaz se detuvo en la escalinata, y desde allí destacándose su cuerpo fornido con vigorosos trazos pronunció con voz clara y potente las siguientes palabras: “Veracruzanos: al abandonar este rincón querido del suelo mexicano, llevo la inmensa satisfacción de haber recibido hospitalidad en este noble pueblo, y esto me satisface doblemente porque he sido su representante en el Congreso de la Unión.
Al retirarme de vosotros, guardo este recuerdo en lo más intimo de mi corazón, y no se apartará de él mientras yo viva.”
Las últimas palabras del gran ciudadano fueron subrayadas por los 21 cañonazos que esos momentos, hizo la plaza o el Fuerte de Santiago, disparaban por última vez un saludo presidencial en su honor.
Las bandas militares llenaron los aires con las emocionante acordes del Himno Nacional, en tanto que el pueblo, se descubría respetuosamente y aplaudía con delirio las frases del señor general Díaz, que se situó en la cubierta del buque junto al puente del capitán, para dar la última despedida a los jefes, oficiales y amigos.
El acto fue indescriptible, tan conmovedor, que se pudo decir que sin excepción cuantas hallaban presentes allí se conmovieron.
En todos los ojos aparecieron las lagrimas. Todo el mundo aun los más fuertes, lloraban la partida del caudillo. El Ipiranga, no zarpó inmediatamente debido a que no había terminado de cargar, saldría hasta la media noche o en la madrugada del jueves primero.
Sobrevino la noche, se encendieron las luces, y sin embargo, el pueblo seguía en los muelles, esperando ver la salida del barco.
Eran las nueve de la noche, y aún no salía del puerto el vapor “Ipiranga”. El Corresponsal.” (1)
En el exilio moría en 1915, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, delirando por Oaxaca y pidiendo que lo enterrarse en la iglesia de la señora de La Soledad, la de su infancia.
A sus 84 años muere en su hogar, un viernes 2 de julio a las 18:32 horas de esa tarde de Paris. “Su hogar, que era un modesto departamento que tenía una sala, dos recámaras principales, así como habitaciones para el servicio.
Dos muchachas oaxaqueñas le hacían la casa y la comida en su departamento alquilado en el número 26 de la Avenida del Bosque, hoy conocida como la Avenida Foch y que es también una importante avenida que atraviesa el famoso Arco del Triunfo.” (2) Mientras tanto en México “la lucha de Venustiano Carranza contra Pancho Villa (y Emiliano Zapata); para este día mencionado, Carranza recibió en Veracruz un telegrama.
El mensaje venía de Nueva York y conciso decía así: “Señor Venustiano Carranza, Veracruz: Prensa anuncia estos momentos hoy siete de la mañana murió en Biarritz (París) el general Porfirio Díaz.- Salúdolo afectuosamente—Juan T. Burns.” (3)
De acuerdo a datos encontrados: Fue embalsamado y luego enterrado en la misma iglesia en donde fue su misa de Saint Honoré I´Eylau.
Y el 27 de diciembre de 1921, por acuerdo de su viuda la señora Carmen Romero Rubio, sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse, en París.
Para luego ser repatriados a su tierra mexicana. -Pero esto no ha sucedido oficialmente.-
Díaz en la entrevista con el Presidente Americano.
En 1909, un año antes que se celebraran las Fiestas del Centenario de la Independencia de México, el presidente de los Estados Unidos, William H. Taft, decidió entrevistarse con el presidente de México. Porfirio Díaz aceptó la invitación el 6 de julio y el Congreso de la Unión lo autorizó el 24 de septiembre, para que saliera del territorio nacional.
La entrevista fue fijada para el mes de octubre en las ciudades fronterizas de El Paso, Texas, y Ciudad, Juárez, el sábado 16 de octubre.
Para ello el sábado 9 de octubre el periódico capitalino EL IMPARCIAL, anunciaba que: El lunes próximo saldría el Tren Presidencial. Y su nota fue la siguiente: “El tren que conducirá a Chihuahua y a Ciudad Juárez al señor Presidente de la República saldrá de la capital el lunes de la próxima semana.
A las 6:35 de la tarde 21 cañonazos hicieron el saludo de honor al primer magistrado de la nación, dando la señal de partida del convoy.
Saliendo con rumbo a Chihuahua por la línea del ferrocarril Central y a bordo del tren presidencial en Buenavista. El convoy presidencial estaba compuesto de 4 carros magníficos, 3 de los carros están destinados al Sr. presidente y su estado mayor y el otro para sus 18 guardias presidenciales.
Había un carro de equipaje adherido a la máquina inmediata No. 317.
Saliendo antes del convoy presidencial, otros dos trenes, uno era de invitados por el Sr. gobernador de Chihuahua y el otro, era un explorador militar No. 319.
El tren presidencial que salió de la ciudad de México el lunes 11 de octubre. Llegó al Cazadero (San Juan del Río, Querétaro) a las 10.20 p.m. El convoy fue llevado a las afueras del pueblo, en donde hizo alto en medio de un grupo de sauces. Donde el señor presidente Díaz durmió en medio de un tranquilo bosquecillo.
Estos fueron los telegramas especiales, que fueron enviados durante el viaje que realizó el presidente Díaz, a su paso en todas las estaciones a lo largo de la línea, desde Silao hasta Aguascalientes, el martes 12 de octubre, tal como lo dio a conocer EL IMPARCIAL.
Por el corresponsal Mr. James Carson, que viajaba como huésped a bordo del tren presidencial que se dirigía a El Paso. Y a la vez, formaba parte de la agrupación de “Prensa Asociada”:
En Salamanca, (Gto.) Oct. 12.- “Cerca de las siete de la mañana de hoy, pasó por esta población el tren presidencial, sin detenerse un solo momento. El convoy aminoró la velocidad al pasar por la estación, habiendo servido esto para que el señor presidente de la república escuchara una ruidosa ovación, que le hizo el pueblo, que se congregó en los lados de la vía. No se había la hora fija en que pasaría el tren presidencial, pero no obstante, se reunió gran cantidad de gente en la estación.
Silao, Oct. 12.- El paso del tren presidencial por esta ciudad, ha causado indescriptible entusiasmo en la población. El tren penetró a la estación en punto de las ocho de la mañana, y fue recibido con la aclamación general de todo el pueblo que allí se encontraba reunido, y con los acordes del Himno Nacional.
Los representantes del gobierno de Guanajuato y los miembros del ayuntamiento local, abordaron el tren presidencial para presentar sus respetos al señor presidente.
El señor general Díaz permaneció de pie en el vestíbulo del último coche, hasta que el tren partió rumbo al Norte. La estancia en Silao fue únicamente de cinco minutos.
De un lado de la vía se encontraban alineados los soldados, y a penetrar el tren a la estación, hicieron los honores al señor presidente. Del lado opuesto, una banda de música, tocó el Himno Nacional mientras las autoridades de Guanajuato, las autoridades municipales de Silao y representantes de varios establecimientos educativos fueron presentados al señor presidente. Quien se encontraba de pie en la plataforma posterior de su carro particular.
León, Oct. 12.- El tren presidencial se detuvo cuatro minutos en esta ciudad. El señor general Díaz salió al vestíbulo de uno de los carros y saludó al pueblo que le aplaudía entusiastamente.
Le dio la bienvenida al primer magistrado de la nación, el jefe de esta sexta zona militar. Llamó la atención un hermoso arco triunfal levantado en honor del señor presidente.” “También en este lugar las tropas en formación hicieron los honores al señor presidente, que fue despedido en medio de vivas entusiastas.
En San Francisco, el señor presidente y sus acompañantes presenciaron unas agrupaciones de las más pintorescas. Centenares de charros montados sus briosos corceles y levantando cada uno en la mano una bandera mexicana, se habían alineado a lo largo de la vía para saludar al primer magistrado. Formaban un despliegue que se extendía como unas dos millas.” (4)
Conforme al ejemplar del periódico guanajuatense LA PRENSA, indicó que el convoy en su recorrido: “Llegó el martes 12 a las seis de la mañana a Celaya, Salamanca a las siete, Silao a las 8 de la mañana; a León minutos después, al parecer solo se detuvo entre cuatro a cinco minutos. Ya que a las 8:40 horas había arribado a la estación de la ciudad de León de los Aldamas.
El convoy traspasó los límites guanajuatenses a las nueve y minutos.” (5)
Otra gran “muchedumbre aplaudió al señor presidente en Lagos, el cual desde la plataforma trasera de su tren, correspondía a sus saludos.
En Encarnación, se reunieron centenares de obreros, y cuando el señor presidente apareció, materialmente se precipitaron a la plataforma de su carro, ansiosos de estrecharle la mano. El señor presidente con ambas manos estrechaba las de los obreros. Esta demostración de afecto del pueblo hacia el sabio gobernante, duró cerca de diez minutos, mientras una banda entonaba el Himno Nacional, y algunas fuerzas de infantería y caballería presentaban armas.
El convoy presidencial llegó a Aguascalientes a medio día, y aquí se le tributó una de las más entusiastas manifestaciones que había recibido en el trayecto que llevaba recorrido. La estación se encontraba profundamente decorada con banderas mexicanas y con flores, y los soldados alineados a uno y otro lado de la vía presentaban armas. Después de una parada de diez minutos, el tren presidencial continuó su marcha hacia el Norte.
Todas las estaciones a lo largo de la línea, desde Silao hasta Aguascalientes, estaban decoradas con los colores nacionales, y en ellas un gran número de espectadores se habían reunido, ansiosos de ver y aclamar al señor general Díaz.” (6)
A las tres de la tarde del día13, llegó el tren a Chihuahua. Para luego el viernes 15 a las cinco de la mañana, salió con rumbo a Ciudad Juárez, para llegar a las tres de la tarde del mismo día.
A su regreso para la capital del país pasó por Lagos el martes 19, como a las seis y minutos de la mañana, “ya que el tren llegó a León a las siete quince minutos.
Pero no si antes a las siete y tres minutos pasó a toda velocidad un largo tren conduciendo tropas y minutos después se avistó la máquina exploradora, y a muy corta distancia el convoy presidencial, el cual partió a las siete con treinta y nueve minutos.” (7) A las tres con cuarenta y tres minutos de la tarde del mismo martes, una salva de 21 cañonazos anunció la llegada del primer magistrado a la estación de Buenavista.
Fuentes:
*El IMPARCIAL (1911), “Esta tarde se embarcará en el Ipiranga”, periódico capitalino, publicado el 1 de junio de 1911, consultado en HDNM. UNAM; vía internet. (1) *Muerte de Porfirio Díaz 2 de Julio de 1915, en París, Francia”, Nacional, 25/May./2011., en: expansión.mx>nacional>2011/05/
PORFIRIO DÍAZ A SU PASO POR LAGOS RUMBO AL NORTE
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