Por: Raymundo Díaz Águila
(NP).- El pasado 6 de julio se conmemoro el 107 Aniversario Luctuoso del Prolífico Escritor Laguense Agustín Rivera y Sanromán, que nació el 29 de febrero de 1824, y vivió en una finca de lo que hoy es la Callejuela República en el Centro Histórico de la Ciudad.
Agustín Rivera y Sanromán.
Fue hijo de Don Pedro Rivera y de Doña María Eustacia Sanromán.
Realizó sus primeros estudios en esta ciudad de Lagos de Moreno, en una escuelita a cargo de Don Merced Gómez, observando sus familiares que era un talento y que tenía mucha afición al estudio resolvieron enviarlo a seguir carrera al Seminario de Morelia, a cuyo lugar lo condujo el Padre Portugal.
Ingresó al seminario en 1834, pasando después al seminario de Guadalajara donde terminó su curso de derecho.
Recibió las órdenes sacerdotales siendo ya catedrático de Mínimos y al poco tiempo se borlo de abogado en la Universidad designándosele catedrático de segundo año de latinidad, posteriormente ocupó la cátedra de filosofía, y finalmente se promovió a la de Derecho Civil en el Colegio Seminario, cátedra que desempeñó nueve años, El Señor Obispo Don Diego Aranda y Carpinteiro, lo nombró segundo promotor fiscal de la Curia Eclesiástica y al poco tiempo pasó a primero.
Hizo un viaje a Europa habiendo publicado importantes relaciones y apuntes. Hasta ese tiempo había editado las siguientes obras; “Elementos de Gramática Castellana”, “Breve tratado de Delitos y Penas”, “Mis Visitas a Londres”, “Cartas Sobre Roma”, “Compendio de Historia de Grecia”, “Compendio de Historia de Roma”.
Además también escribió “La Filosofía en la Nueva España”, “Principios Críticos sobre el Virreinato y la Guerra de Independencia”, y “Anales de la Reforma y el Segundo Imperio”.
A la vez fue autor de un gran acervo de Sermones, polémicas, cartas etc., siendo de las polémicas más notables la que sostuvo con el señor Don Agustín de la Rosa, y con Don Bernardo Flores Muñoz, era muy apasionado y esto le causó algunas dificultades con el Gobierno Eclesiástico.
Fue de los primeros Catedráticos que tuvo el Liceo del Padre Miguel Leandro Guerra, y se le estimaba por su carácter bondadoso y por ser gran conservador, contaba con verdaderas “legiones” de “ilustrados compadres” a quienes constantemente repartía sus escritos.
Murió en la Ciudad de León Guanajuato el 6 de julio del año 1916, y sus restos fueron llevados a la Ciudad de Guadalajara y reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Jalisco.
Fuente: Archivo Histórico Municipal.