Revisa que el pescado esté fresco, ojos y piel brillante, escamas bien adheridas y que no tenga mal olor; cuando compres moluscos, ostiones y mejillones, escoge sólo aquellos que tengan la concha bien cerrada.
No compres pescado que esté expuesto a temperatura ambiente, verifica que esté refrigerado o en una cama de hielo limpio; si compras productos del mar congelados, evita descongelarlos a temperatura ambiente, pues al hacerlo permites que se desarrollen bacterias.
No debes descongelar y volver a congelar el pescado, ni los mariscos; consume pescado y mariscos bien cocidos o fritos; no consumir productos del mar crudos o «cocidos» con limón
Más información en la edición del 09 de Marzo de 2019