(NP).- Contrario a lo que se piensa ser Albañil no es solo cargar un bote con la llamada mezcla, ser albañil es el privilegio dado a quienes se han dedicado a construir este universo de ciudades, casas, comercios, y un largo etc., heredado desde hace muchos a quienes son especiales en cálculo, fuerza, ingenio y talento a veces sorprendente.
Los estudios se van aplicando poco a poco y no precisamente los académicos, son estudios de coherencia, de ingenio sobre todo de esto, porque hay que adecuar, subir, bajar, alinear, dar terminado preciso y precioso a lo que se va entregar como construcción, tal y como si fuera propia la mencionada casa o bodega es decir se esmeran tanto en dar un toque muy personal en su terminado que el mismo justo eso termina por agradando a los dueños aunque suele ser en ocasiones igual el caso contrario de albañiles mal hechos y vale gorro que dejan mal parados a la mayoría pero por fortuna no son todos.
Ellos, los constructores del universo suelen ser delgados, tienen sus particulares formas de llamarse entre sí, media cuchara, chalanes, chalecos, macuarros, los Hermanos ALBA, en referencia ALBAÑILES, los maistros, y un largo sin fin.
Hay que aguantar la carrilla cuando llegas de nuevo, hay que pagar el noviciado en hacer mezcla en meter y sacar arena, pero ante todo respetar el trabajo encargado, su forma de ver la construcción es muy diferente a la del dueño, su manera de ir construyendo debe obedecer a su particular forma de ser, y entonces ya una vez concluidos los trabajos esperar el muy merecido pago.
Comen de lo que hay en ocasiones en fogata, otras llega el lonche calientito, pero la más de las veces hay que improvisar para calentar la comida, viernes es algo así como el preparativo para el sábado, y siendo las 13 horas una de la tarde se termina la jornada quédese lo que se quede, pase lo que pase, y sea el patrón que sea, el sabadito es de recuento de metros hechos de bardas levantadas, de colados construidos, y sobre todo de la chela, la cervecita, cuya fresca tonalidad es casi siempre acompañada de las enchilosas guacamayas para que amarre, y entonces decir adiós a la semana, cuidar el chivo, y no entretenerse mucho, en eso de la cervecita porque ahí en materia de voluntad no es tan firme como las bóvedas que construyen y algunos se pescan en esas cantinas y bares de Dios, en donde le siguen y merman en gran medida la raya, la paga, el sueldo, o chivo, es una historia muy conocida que comienza con la semana y termina el sábado.
Son historias muy comunes las de ellos las de los albañiles cuya capacidad de entendimiento luego de muchos años alcanza para rivalizar a dar opinión con Ingenieros civiles y con Arquitectos, claro está respetando lo que ellos dicen pero criticándoles y fuerte cuando no saben por estudios lo que ellos dominan por la lírica del trabajo diario.
A todos ellos a los constructores del universo feliz día y que sigan con esa buena mística de construir lo bien hecho.